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26 de julio de 2013

La película de Yoani

A Yoani Sánchez le han dicho de todo.   En la prensa oficial cubana la han llamado desde vendepatria hasta prostituta.  Le dicen, más que ninguna otra cosa, mercenaria, un insulto que ha sido tan cansinamente usado, tan rutinariamente conferido, con tan suelta y plural colocación, que ya no causa mucha ni muy grave ofensa, es inevitable ser llamado mercenario por La Jiribilla o Cubadebate si uno se queja en voz demasiado alta, y más si le dan por ello un premio en el extranjero.   No está claro qué les molesta más de Yoani, que se queje, y que su queja sea escuchada con tanta simpatía dondequiera que se la oye, o que le den tantos premios, pero la verdad es que nunca antes la prensa cubana había tratado tan brutalmente, con tan bárbaro irrespeto, a alguien que no pertenece a ningún partido político, no ha violado, hasta donde se ve, ninguna ley de su país, no ha sido encontrado culpable por tribunal alguno de cometer un solo delito, y no tiene además oportunidad de defender su reputación en las mismas páginas donde se le ataca con tanta saña.  Si fuera verdad lo que dicen algunos periodistas de La Habana, Yoani sería una diabólica criatura engendrada por la CIA en un laboratorio secreto con el fin de dejar a la isla sin comunistas y sin palmas. 

En el extranjero, Yoani ha causado la misma superlativa impresión, en el sentido opuesto.   Durante su largo viaje por el mundo, hace unos meses, la autora de Generación Y fue recibida en todas las capitales a las que llegó como si fuera la Aung San Suu Kyi de Cuba.  En Washington, el senador Marco Rubio dijo, después de verla, que Yoani era una mujer “extraordinaria”, y alertó de la posibilidad de que a su regreso a Cuba, los “rufianes y asesinos” de Raúl Castro tomaran represalias contra ella.  En Miami le dieron las llaves de la ciudad, que nunca antes habían sido entregadas a un cubano que todavía viviera en la isla.  Esperanza Aguirre, ex presidenta de la Comunidad de Madrid, dijo que había sido “un inmenso honor y un privilegio” conocer a la bloguera cubana durante su visita a la capital de España, y escribir el prólogo de su libro “Un blog para hablar al mundo”.  El expresidente español José María Aznar  recibió a Yoani en la sede de su fundación, la oscurantista FAES, y le dijo que él apoyaba “sin fisuras” el esfuerzo de los disidentes cubanos “por lograr una Cuba democrática, abierta, tolerante y plural”.  En Suecia, a donde fue como delegada al Fórum de Internet de Estocolmo, Yoani conversó con el ex primer ministro y actual ministro de Exteriores, Carl Bildt.  En el Congreso de Brasil, se encontró con el senador Aecio Neves, que podría ser el rival de la presidenta Dilma Rouseff en las elecciones del próximo año.   Es muy llamativo el hecho de que políticos tan notables, muchos de ellos de la derecha más derecha y más zafia, reservaran tiempo para conocer a Yoani, que recorrió el mundo representando a nadie más que a sí misma, puesto que ningún grupo de la frágil y dispersa oposición cubana le dio autoridad para hablar en su nombre, y ella misma ha insistido en no ser miembro ni líder de ninguno.  El único título de poder que Yoani llevó en su viaje fue el otorgado contundentemente por los lectores de su blog, que son más, muchos más, decenas de miles más, que los de cualquier otro blog escrito por un cubano.   Esos lectores, que adoran a Yoani, y discuten vivamente durante días cada uno de sus artículos, son en realidad los que sacan de quicio a los comisarios políticos de La Habana, porque son tantos, que de ellos no podría alegarse, aunque estén mayoritariamente en el extranjero, que son también agentes de la CIA, antiguos torturadores batistianos o miembros de truculentas sectas terroristas.   Si Yoani tuviera diez o quince gentiles lectores, como yo, Cubadebate jamás habría publicado su nombre, y El blog de Yohandry no habría visto razón para regañarla, no se habrían siquiera dado cuenta de su existencia. 
 
Yoani Sánchez pasa el control de pasaportes en el
aeropuerto internacional de La Habana, en febrero de este año,
antes de partir a su gira mundial.
Neciamente, en lugar de dejar que Yoani dijera lo que quisiera donde quisieran escucharla, y hacerse ellos los desentendidos, los comisarios de La Habana ordenaron que las conferencias y presentaciones de la bloguera durante su viaje por el mundo fueran saboteadas por grupos de vocingleros simpatizantes del gobierno de la isla.  A veces uno se pregunta, y no sabe qué responder, si queda alguien en el gobierno de Cuba con dos dedos de frente, que comprenda que golpear y acorralar mujeres indefensas a la salida de una iglesia, esconder aviones debajo de sacos de azúcar en un barco de Kim Jong-un, e interrumpir a gritos una conferencia sobre la “Libertad de expresión en las redes sociales” en el Senado de México, son, todas, muy malas ideas.    A Yoani, en México y en Brasil, le arrojaron falsos dólares norteamericanos que en vez de tener los rostros de Ulysses Grant o Benjamin Franklin tenían el de la bloguera cubana, un gesto telenovelescamente insulso que a alguien, vaya usted a saber qué lumbrera, le pareció justiciero y elocuente, y no una imbécil grosería.  Yoani, hay que darle suficiente crédito por ello, respondió a esos alborotadores con impenetrable serenidad.   Su mesura,  su imperturbable renuencia a responder a cada insulto con otro, regularmente contrasta con la despiadada exageración de sus méritos, o por el contrario, de sus errores y crímenes, que sus seguidores y sus enemigos parecen no poder evitar, o querer hacerlo.  Por eso, porque Yoani parece ser más lista que los que la detestan y los que la idolatran, sorprende que haya consentido que una empresa llamada Open View Productions realice una película sobre su vida.  La idea se le ocurrió a una actriz puertorriqueña llamada Kesia Elwin, que dice que la historia “valiente y romántica, aterradora y triunfante” de Yoani Sánchez debe ser contada para beneficio no solo de los cubanos, sino de “los ciudadanos del mundo”.   En la página web de “Yoani- The Film”, Elwin dice, usando generosamente mayúsculas, itálicas y negritas, que en Generación Y, el lector puede sentir “el alma del pueblo cubano”, y que la película será bastante más que eso, será un “movimiento” con un “mensaje universal”:  “No importa donde nacimos, como ciudadanos del mundo todos tenemos derechos básicos”.   A través de Kickstarter, Elwin obtuvo donaciones por un valor total de más de cien mil dólares, que usará, dice, para contratar a un guionista de ringorrango, y pagar sus propios viajes a Cuba, donde, al parecer, se filmarán algunas escenas.   En principio, no habría nada que reprochar a Elwin, ni a esos entusiastas admiradores de Yoani que han pagado para que esa película se haga.  Es, categóricamente, su dinero y su tiempo, y ellos lo pueden usar de la forma que más les plazca.  Es curioso, sin embargo, que Yoani no haya declinado colaborar con un proyecto que será denunciado por sus enemigos, no injustamente, como mera propaganda, un gesto de irreprimible vanidad personal, una hiperbólica y muy prematura hagiografía hecha por amateurs.
Simpatizantes del gobierno cubano protestan contra
la visita de Yoani Sánchez a Brasil.  
Una película biográfica sobre Yoani sería tan inoportuna ahora como una que hubieran hecho los exiliados sudafricanos sobre Nelson Mandela antes de que el gran hombre hubiera pasado un solo día prisionero en Robben Island.  O una sobre Aung San Suu Kyi hecha por los exiliados birmanos antes de que la junta militar de aquel país encerrara a la heroína en su propia casa.  Yoani, digámoslo algo rudamente, no es Aung San Suu Kyi.  La película sobre su vida es otra desbordada exageración, y una que muestra que algunos cubanos, después de todo lo que hemos pasado, no han perdido el mal hábito de creer que un mesías aparecerá para rescatarnos de este hueco sin fondo, tienen todavía el vicio de agrandar o reducir, hasta el más remoto extremo, la calidad o la pobreza de los personajes de nuestra vida pública, como si no pudiéramos ver claramente la deprimente medianía de casi todos ellos.  Quizás Yoani, en el neblinoso futuro de Cuba, sea muy influyente, tenga un papel más dominante que el que uno se imaginaría ahora, pero el futuro, por mucho que uno se esfuerce, nunca se deja ver bien desde el presente.   Lo que se ve ahora es que Generación Y, que ha realizado durante años, con feroz tenacidad, una rigurosa anotación de los males de Cuba, y no ha encontrado mucho de bueno en ella, ha servido al final más para establecer la abultada reputación internacional de su autora, que para cambiar el país, que no podría, obviamente, ser cambiado con un simple blog, por muchos y muy entusiastas lectores que tenga, y quizás, ya ni siquiera con magia.  Un blog, el de Yoani o este mismo, es muy poca cosa, sirve para muy poco, incluso si se hace bien, y hace muy leve daño, incluso si el autor es un perverso agente de la CIA.  Tanto los admiradores como los enemigos mortales de Yoani deberían calmarse, poner las cosas en perspectiva.  Si la película de Yoani al final se hace, bueno, ya iremos a verla.  Pero si ella no se pone firme, después van a querer hacerle una estatua.        

10 comentarios:

  1. Yoani ya estuvo presa mi amigo. Lo esta en la mayor cárcel que se haya construido en el mundo , a saber, la isla de Cuba.

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  2. Un buen artículo al que quiero agregar un detalle: durante la agresiva campaña de recaudación de Elwin en Twitter no hubo, o al menos yo no vi, RT de Yoani apoyando el proyecto. Esto me hace pensar que las palabras colaborar y consentir pueden ser precipitadas. Igual me ha encantado este artículo que nos recuerda lo idolatras que podemos ser los cubanos. No más cultos, ni personalidades.
    elnene

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  3. Yo creo q yoani no es todo eso q dicen ni d un lado ni d otro,es Muy habil su marido es un buen periodista y tiene una plata forma q la apoya,creo q es la misma tuya AA ,me parece alguien montado y ahora a tiene plata,le esta vendiendo el cajetin a la cosa,Vivir para ver

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  4. Yo no sé si se haga la película, pero si sé que ya tiene una novela; si no dedicada a ella, sí figura como punto de quiebre o lo que llaman los guionista PLOT POINT en la trama del librito. Aquí les de el link para que se entretengan leyéndola http://es.scribd.com/doc/130644989/Consuelo-o-El-asesinato-de-Yoani-Sanchez



    P. D.: A juzgar por su prosa, parecería que el autor de la novela es el autor de este blog jajajajaja

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  5. Una aclaración: Carl Bildt es ministro de relaciones exteriores y no primer ministro de Suecia. Él ha sido primer ministro pero eso fue entre 1991 y 1993.

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  6. Lapsus memoriae. En efecto, Bildt fue primer ministro, y ya, hace mucho tiempo, no lo es. Gracias a el fume: ya está arreglado.

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  7. Todos a La Plaza con Yoani y el que no salte es Anti-Generacion Y

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  8. Esta no es "La Pelicula de Yoani" sino "Le Pelicula de Elwin."

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  9. jajajajajjajajaja, excelente artículo, estoy de acuerdo al 100 por ciento en que los cubanos padecemos del mal de crear dioses, sean cuales fueren las inclinaciones políticas... muy buenos los comentarios y algunos muy risibles... Gracias, JO.

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